viernes, 20 de octubre de 2023

MENOS ES MÁS, O CÓMO SOLO EL DECRECIMIENTO NOS PUEDE SALVAR.

      Menos es más es el título de este sugerente libro, un título que puede empujar a pensar que se trata de una especie de manual de acciones y recetas que nos guíen por el camino de la sostenibilidad, el respeto medioambiental, la justicia social. Sin embargo no es así. Jason Hickel, antropólogo económico, catedrático de la Universidad de Barcelona y profesor visitante en la London School of Economics en Londres, realiza un minucioso análisis del sistema social y económico que nos lleva al desastre civilizatorio y del que solo la receta del decrecimiento nos puede salvar. Algunas de sus reflexiones se podrían sintetizar en los siguientes puntos:

                          


  1. La crisis climática global no tiene tanto que ver con los humanos, que habitamos el planeta desde hace 300.000 mil años, sino con el sistema económico.
  2. El planteamiento del sistema económico del mundo, el capitalismo, está sustentado en idea filosóficas de la ilustración (Descartes, Kant), que colocaron al hombre en un plano de superioridad en el planeta partiendo de una concepción dualista del mundo, donde existen seres con conciencia y razón y seres que carecen de esto. Siguiendo esta idea, el hombre se puede aprovechar de la naturaleza, que no es nada más que materia, para conseguir sus objetivo de alcanzar el progreso de sus sociedades. Sin embargo, nos remarca el autor, somos una parte de un gran ecosistema que está relacionado y que es vulnerable a los desequilibrios, en este caso el que produce el hombre. ¿Somos superiores al resto de seres que componen este gran ecosistema?¿Tenemos derecho a utilizar la naturaleza a nuestro antojo?. La ciencia está  demostrando que el planeta funciona como un superorganismo vivo.
  3. El sistema capitalista, basado en el extractivismo, en la explotación de medio natural por encima de los limites tras los cuales el planeta puede regenerarse (cada año esa fecha llega antes ahora está en torno a principios de verano), no tiene el objetivo de satisfacer las necesidades humanas sino la acumulación de beneficio. La creencia, religiosa, del crecimiento infinito como una forma de que una sociedad sea próspera, de un crecimiento condicionado por los limites de planeta, está provocando una degradación de los ecosistemas y la construcción de un mundo con una desigualdad insostenible, dividido entre explotadores y explotados. Una apreciación muy importante que hace el autor es la diferencia entre una economía de mercado y una economía capitalista cuyo objetivo es buscar el mayor beneficio, las mayores rentabilidades para el reparto de los dividendos, se trata de un sistema tendente al monopolio y el oligopolio ya que para conseguir sus fines (de crecimiento sin fin) tiende a la absorción de la competencia. Los bienes y los servicios tienen un valor de cambio y no un valor de uso. Además, el índice con el que se mide el progreso económico de los países, el PIB,  no sirve ya que deja fuera aspectos como el bienestar humano, el respeto a la naturaleza, y el coste social o ecológico de la producción.
  4. El crecimiento económico requiere energía, la utilización de combustibles fósiles: carbon, petroleo, gas natural. Su uso está provocando el aumento de la temperatura global y la crisis climática  que puede poner en riesgo nuestra propia supervivencia, nuestras sociedades, nuestros sistemas políticos y por tanto nuestros derechos y libertades. Las emisiones de carbono han pasado de 2000-5000 millones de toneladas, a principios del siglo XX, hasta los 37.000 millones de 2019. Las energías limpias o renovables no pueden sostener el sistema, no es viable por la falta de materiales para su construcción y sus limitaciones a la hora de aportar un nivel tan elevado de energía por el aumento de la exigencia de energía que conlleva el continuo crecimiento. 
  5. No hay soluciones tecnológicas ni innovaciones que puedan  solucionar el problema, a pesar de que socialmente se extiende la idea de que progreso tecnológico y científico nos salvará. Actualmente no hay una tecnología para parar el cambio climático ni se vislumbra para los años más próximos, en todo caso, aunque surgiese una tecnología milagrosa el dogma del crecimiento seguiría provocando el extractivismo y el consumo de materias primas que nos acerca al colapso ecológico de los ecosistemas.
  6. El problema del mantra del crecimiento no es solo el agotamiento de los recursos sino la degradación de los ecosistemas y la bioesfera. Los ecólogos ha definido nueve procesos potencialmente desestabilizadores que debemos mantener bajo control (cambio climático, pérdida de biodiversidad, acidificación de los océanos, cambios en el uso del suelo, carga de fósforo y nitrógeno, uso de agua dulce, carga de aerosoles atmosféricos, contaminación química, agotamiento del ozono). Si sobrepasamos estos limites los ecosistemas empiezan a colapsar y poner en riesgo la vida; ya hemos superado 4 de esos límites.

    La última parte del libro nos ofrece algunas propuestas al sistema que nos está llevando a esta situación insostenible.  Acabar con el dogma del crecentismo y sustituirlo por el decrecimiento, reducir el consumo de energía, de esta forma energías renovables podrían acercarse al nivel que permita cubrir la demanda. Establecer un sistema económico que se organice entorno a la prosperidad humana y la estabilidad ecológica, que reparta los ingresos y reduzca la desigualdad. Cambiar la superioridad por una lógica animista que convertiría a las partes que forman los ecosistemas de la tierra y la naturaleza en nuestros parientes, en parte de lo que nosotros somos. Establecer modelos y sistemas comunes para cubrir las necesidades humanas respecto a bienes y servicios básicos: pasar de la propiedad al usufructo. Aumentar el procomun, los bienes públicos.
    Cuando leemos estas propuestas y reflexiones lo habitual es pensar que estamos realmente ante modelos utópico, ideales, que suenan muy bien en nuestra cabeza pero que son imposibles de llevarlos a cabo en la realidad. Sin embargo, el horizonte al que nos enfrentamos condicionado por una crisis climática que va a cambiar la forma en la que vivimos, que va a cambiar todo, convierten estas propuestas en la única salida que nos va a quedar como sociedad y especie que asegure la dignidad y el bienestar de las personas. Son presente y futuro, son la solución no una utopía.