ECONOMIA Ideas ante la crisis - periodico el mundo
La Economía del Bien Común es el "modelo" ideado por Christian Felber
Busca "superar la economía entre capitalismo y comunismo y aumentar el bienestar social"
Plantea nuevos valores para la economía y cooperación en vez de competencia
Christian Felber, autor de "La Economía del Bien Común", en Viena (C.F.)
¿Y si la economía funcionara por el bien de todos, y no por el beneficio de unos pocos? ¿Y si en vez de guiarnos por la codicia, la "zancadilla" y la competencia a ultranza, nos orientáramos por criterios como la cooperación, la confianza y la solidaridad? ¿Y si los valores del mundo económico se alinearan de una vez por todas con las aspiraciones de la sociedad?
A todas esas preguntas, y a muchas otras, intenta responder laEconomía del Bien Común (EBC), el "modelo" ideado por Christian Felber para "superar la economía entre capitalismo y comunismo y maximizar el bienestar de nuestra sociedad". Ahí es nada...
La idea surgió hace cuatro años en el corazón de la Europa "rica" (Austria) y se ha propagado desde entonces por más de 30 países, con especial implantación en España y América latina. La querencia de Felber por nuestras tierras (estudió Filolofía Hispánica en Madrid) ha servido sin duda para dar un impulso "extra" a esta otra manera de entender y practicar la economía a la que se han sumado ya más de 1.500 empresas, decenas de municipios y cientos de ciudadanos.
"Lo que proponemos es tan sencillo como poner fin a la contradicción que existe hoy en día entre la economía y el resto de la sociedad", nos explica el propio Felber en una gélida mañana vienesa. "Nuestras constituciones reconocen valores como la igualdad, la justicia social y la solidaridad, pero por alguna razón la economía ha quedado excluida de esa esfera y ha seguido funcionando como un club privado al que nadie nos había invitado... Pues bien, ha llegado el momento de invitarnos".
Conviene aclarar de entrada que Christian Felber (Salzburgo, 1972) es profesor de Economía pero no "economista". Sus raíces están en las Ciencias Sociales y en la Psicología, y su segunda gran pasión es la danza. Esa formación humanista es precisamente la que ha dado "alma" a su propuesta, que arrancó con libros como "Nuevos valores para la economía" y "Cooperación en vez de Competencia", para cuajar finalmente a la "Economía del Bien Común" (Deusto).
Felber parte de un hecho incontestable, incluso en Austria o en la misma Alemania: nueve de cada de diez ciudadanos desean "un nuevo orden económico". El abismo entre la realidad económica y la realidad social se ha ensanchado en los seis últimos años, "y esoestá afectando seriamente a la credibilidad y al funcionamiento de nuestra democracia".
Ahora bien, una cosa es cambiar los valores y otra muy distinta es aspirar a un nuevo modelo. Le preguntamos a Felber si su idea pertenece acaso al reino de las utopías... "Abrazo la palabra utopía si nos atenemos a su raíz en griego: un lugar al que aún no hemos llegado. La Economía del Bien Común es una visión a medio y largo plazo, que no se puede poner en marcha en tres o cinco años. No es un cambio drástico, que suponga una ruptura de un día para otro. Es un camino largo, que irá ganando fuerza con la incorporación de más y más personas".
"El objetivo primero y último es reconciliar los medios y objetivos de la economía con los valores que constituyen el corazón de la sociedad", sostiene Felber. "No podemos seguir fomentando los comportamientos deshonestos, antisociales e irresponsables. Tenemos que ser congruentes y crear un sistema que incentive las virtudes y no los "vicios". Puede sonar a utópico, pero yo no lo veo como algo imposible. Más bien como algo pragmático y viable, de puro sentido común".
Le recordamos a Felber el famoso dicho de Adam Smith: "Cuando uno trabaja para sí mismo sirve con más eficacia a la sociedad"... "Yo creo que va siendo hora de revisar ese principio", replica el autor de "La Economía del Bien Común". "Tenemos que demostrar que es posible crear una economía "cooperativa" de mercado. De alguna manera, ha quedado demostrado con el ejemplo de Mondragón, uno de los mayores referentes mundiales el cooperativismo. El problema es que, dentro del entorno capitalista con el que seguimos funcionando, es muy fácil que las cooperativas pierdan su coherencia ética y se acaben acoplando a las reglas del juego que permiten fagocitar a otras empresas".
¿Y qué le diría a quienes se remiten a Darwin y aseguran que la competencia es algo que llevamos en los genes? "El darwinismo social me parece una idea peligrosa. Más que un mandato genético, la competencia a ultranza es un aprendizaje cultural. Los biólogos evolucionistas han demostrado que la cooperación, más que la competición, es el principio básico e invisible que permite la vida, empezando por la propia estructura del ADN".
"La naturaleza está llena de ejemplos increíbles de cooperación, aunque la imagen que todos llevamos grabada es la del león comiéndose a la cebra", asegura Felber. "En la naturaleza, el canibalismo se da en situaciones extremas. Y sin embargo, el canibalismo más cruel es el que ha aplicado nuestro sistema económico, como hemos visto en la reciente crisis. La economía necesita alinearse con los valores humanos y no puede seguir practicando el canibalismo, ni reducir los ejemplos de colaboración a la creación de "carteles", para reducir o eliminar la competencia".
Dicho lo cual, Felber no cree que sea correcto hablar del capitalismo como la "última ideología"... "Si le diéramos carpetazo, seguramente vendrá detrás otra idelogía, y espero que no sea la Economía del Bien Común... Las ideologías no son más que sistemas de creencias, y en su acepción negativa están muy vinculadas con la capacidad del ser humano para la manipulación colectiva y el autoengaño. El autoengaño, en psicología, funciona como un mecanismo de autoprotección para sentir menos el dolor. Y quizás eso es lo que nos está pasando en estos momentos".
Todos los intentos de "vuelta a la normalidad" que escuchamos ahora en boca de políticos y economistas caerán por su propio peso, advierte Felber... "El deseo de cambio en la sociedad es muy fuerte. Y la respuesta en España ha sido multitudinaria, con más de 35 grupos (o campos de energía). En noviembre celebramos el primer encuentro estatal de municipios del bien común, y la idea es seguir creciendo de un modo orgánico, hasta celebrar convenciones nacionales en las que estén presentes todos los actores de la nueva economía, incluida la banca democrática. La idea es que los valores del EBC empapen todos los sectores económicos".
Le pedimos a Felber que nos explique finalmente el ABC de la EBC, y nos remite necesariamente al punto de partida: los valores..."Queremos devolver el factor humano a la economía, y crear un sistema que fomente la responsabilidad, la honestidad, la generosidad y la solidaridad. Partimos de un sistema de economía de mercado, con algunos elementos de eso que llamamos la "economía del regalo". Y empezamos trabajando muy directamente con las empresas, los municipios, las organizaciones e incluso los individuos, a los que ofrecemos la posibilidad de autoevaluarse. ¿Cómo? Realizando balances del bien común, complementarios de los balances financieros".
El balance nos remite a la "matriz" del bien común... "En ellos se mide desde la utilidad de los productos a las condiciones laborales, el reparto de ingresos, la remuneración de las mujeres, el trato a los clientes, la relación con otras empresas, la toma democrática de decisiones, el impacto ecológico... Las empresas pueden tener una puntuación que va de cero a mil: cuanto mejor sea la cifra, mejor tu reputación. La idea es que el ECB funcione como unsello que dé a las empresas y a los productos un valor añadido, que sirva al mismo tiempo para atraer clientes y para contribuir a la propagación de los buenos valores".
La Economía del Bien Común se controla por sí misma, aunque se puede incentivar desde los gobiernos locales y regionales, como ya ocurre en Austria. En Viena, a finales de abril, convergerán precisamente todas las iniciativas mundiales para tomarle el pulso al movimiento y vislumbrar un futuro en el que seguiremos indagando en una próxima entrega.
Christian Felber nos despide entre tanto con ese nuevo brindis que empieza a ser contagioso: "¡Por el bien común!".
@cfresneda1
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