martes, 6 de febrero de 2018

La industria cárnica salta a los medios con el programa de Jordi Evole, Salvados. Pero una realidad admirable queda en la sombra.

Las consecuencias de la defensa de  verdades absolutas y  generalizaciones suelen ser injustas. Por ello queremos dedicar esta entrada a poner en valor a una pequeña empresa cárnica de un pueblo de Avila: La Serrota, de Muñogalindo, conscientes de que como ella habrá otras que merecen todo nuestro respeto.

                         
 El pasado domingo, el programa "Salvados" de Jordi Évole "Stranger Pigs" removió la conciencia de muchos espectadores mostrando las insalubres condiciones de vida de estos animales, así como la situación laboral de trabajadores de este sector.
Situaciones como las mostradas en el documental son condenables y deben tomarse las medidas correspondientes por parte de las entidades y las personas a quienes compete. De hecho, representantes del sector porcino, cooperativas y sindicatos, manifiestan en una una carta de Interporc Spain dirigida a la Ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España, que el conjunto del programa no es en absoluto representativo de un sector como el del porcino español, sino que se trata de hechos aislados. "El sector porcino español ha realizado un enorme esfuerzo económico y empresarial para adaptar sus granjas a la nueva normativa europea de bienestar animal y sostenibilidad así como para mejorar las industrias y ofrecer productos de la máxima calidad y con total garantía de seguridad alimentaria. Además, da empleo a más de 300.000 personas de forma directa, fundamentalmente en núcleos rurales, y cumple rigurosamente la normativa laboral, tanto como cualquier otro sector.
En caso de algún incumplimiento puntual -laboral, de trazabilidad, etc.- por parte de una empresa o particular, el sector porcino siempre ha sido el primero en denunciar a los que no siguen las reglas para evitar que un caso aislado perjudique a todo un sector de la importancia económica, social y cultural del nuestro" afirman en esta carta .


                    
 En medio de la tormenta informativa y cruces de acusaciones, queremos poner en valor esta pequeña empresa, La Serrota, una pequeña fábrica de embutidos con la calidad de décadas de Muñogalindo. Una fábrica que un día estuvo a punto de cerrar y que sigue hoy viva por la decisión de los vecinos y trabajadores de constituirse en cooperativa. La fábrica, sus trabajadores, el pueblo, siguen vivos, trabajando para ofrecernos unos magníficos productos. La conservación del medio rural frente a las grandes ciudades es un factor clave para un equilibrio social y medioambiental, y para ello es fundamental la existencia de empresas de este tipo.



                          

Los integrantes de la Serrota siguen trabajando, creando puestos de trabajo reales ( el último puesto para un joven de 19 años del pueblo) pagando impuestos, y ofreciendo productos de calidad a todos sus clientes. 

Cambiar los hábitos de alimentación y consumo y los sectores productivos debe ser una transición justa. Entre la defensa a ultranza del vegetarismo y el consumo excesivo de carne hay un término medio. Por eso, nos sentimos orgullosas de defender los valores sociales y medioambientales de empresas como la Serrota, para nosotras un modelo de iniciativa y compromiso.

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